Bancamos a Luis Delia

. martes, 1 de abril de 2008
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Fuente: http://lucascarrasco.blogspot.com/

Rápido, como siempre, escribo.
Lo banco a Delía, qué tanto. Acaba de salvar el gobierno.
Me explico: cuando sucede que se van articulando distintas demandas –incluso contradictorias o antagónicas- detrás de una expresión, en este caso “el campo”, y esa expresión va adquiriendo su propia mística, esto puede arrastrar a sectores sociales diversos, muy diversos. Empieza una ola. Con su propio ritmo, su propia dinámica, su margen de incontrolabilidad, su momento de no-representación, su momento no institucional. Luego, vendrá el momento de la institucionalización de la demanda, donde los grupos mejor organizados y preparados y con mayores recursos políticos, económicos, sociales, institucionales, se apropien de la demanda, la conduzcan, dejen un pedazo de demandantes afuera y modifiquen el escenario. Esa ola acaba de chocar contra una piedra tosca, rugosa, imporosa y opaca. Medio negrita, si quieren. Sin esa piedra, sin que la ola se rompa, lo que podía suceder es que el poder político de la presidenta, conseguido a través de las urnas hace pocos meses se pierda en horas.
El choque de la ola contra la piedra, como sabemos todos los que veraneamos asiduamente en Punta del Este o Cancún, es un momento donde el agua salta, la ola parece tener mayor volumen y altura, mayor consistencia incluso.
Pasado ese momento, la fuerza de la ola se va, circularmente y desde abajo, hacia atrás. Hay un reflujo. . El reflujo llegará. De cualquier modo, el nudo del lockaut está en la estrategia de desabastecimiento. Su posibilidad de continuidad. No en los que fueron a la plaza de mayo en La Ciudad. Estos últimos, sin embargo, son los que portan con la “legitimidad” de clase, unitaria, de gente bien y sofisticada para articular las distintas demandas y dar vuelta el lockaut para hacerlo parecer un paro de pobres chacareros.
Por cierto, en el marco de alianzas del kirchnerismo, Delía queda debilitado en los sectores progresistas, que no se aguantan ni aguantarán lo que está pasando. Tal vez (y perdonen la soberbia) confunden lo que les gustaría que suceda con el escenario planteado por la oposición. Este escenario es el del desabastecimiento, el corte del tráfico de mercaderías, la disputa al interior de la cadena agroindustrial (por caso, hoy ví que la cosecha de sorgo no se para ni por puta, si está por llover, ahora los pollos de Crespo que se jodan) y el desabastecimiento. Este escenario comenzaba ayer a articularse con demandas más amplias y complejas, con demandas de eco histórico.
Delía, al ponerle el cuerpo (y Depetri y Tumini y Pérdisco) hicieron también eso: poner otras demandas, otra historia, otros reclamos, otros sujetos, para romper la ola.
La ola, parece, se rompió. Ahora hay que retomar la iniciativa.

Fuente: http://lucascarrasco.blogspot.com/

Quieren quedarse con todo

. domingo, 30 de marzo de 2008
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Por Fernando Cibeira en Pagina12

En el Gobierno evaluaban anoche como “una locura” la decisión de las cuatro entidades agropecuarias de retomar el paro tras la frustrada reunión del viernes. “Con esta postura dejan en claro que la situación de los pequeños productores es lo que menos les importa”, sostenían. Para la Casa Rosada, la única ambición de los productores es embolsar lo que recauden esta cosecha con precio record de commodities con el anterior nivel de retenciones, que todo lo demás era excusa. Ante eso, entre la presidenta Cristina Fernández, su marido Néstor Kirchner y el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, consideraban la respuesta. Ir a la Justicia penal por los cortes de ruta y aplicar la Ley de Abastecimiento figuraban en el menú, pero básicamente había que tomar una decisión a propósito de la reunión de mañana. “Si Cristina dijo que mientras hubiera paro no habría reunión, no veo motivos para modificar el criterio”, respondía un importante funcionario.

“Quieren quedarse con todo”, era la conclusión a la que llegaron en Gobierno sacando en limpio el tenso encuentro del viernes y la resolución de las entidades. El “todo” al que se referían era el excedente de la siembra de este año. “El precio de la soja subió un 98 por ciento en los últimos seis meses y ellos quieren seguir con las mismas retenciones que antes. Acá los únicos que estamos hablando de los pequeños productores somos nosotros”, subrayaban.

En este contexto, si fuera como sostiene el Gobierno, no sería lógica la postura de la Federación Agraria. El nucleamiento de los pequeños productores juega en el conflicto en la misma sintonía que las entidades grandes. “Hay 71 mil productores de soja: 69 mil manejan el 20 por ciento de la cosecha, mientras que 2 mil producen el otro 80 por ciento. Nuestro objetivo son esos dos mil; para los otros tenemos todas las soluciones. Lo que pasa es que (el titular de la Federación Agraria, Eduardo) Buzzi ya no maneja nada, lo pasaron por arriba”, aseguraban.

En cambio, la mirada era contemplativa con Coninagro y la Sociedad Rural, las dos entidades que a lo largo del conflicto más se movieron entre bambalinas para abrir un canal de diálogo. El concepto difería respecto de las Confederaciones Rurales Argentinas y su titular Mario Llambías. “Lo de ellos ya es ideológico, están en la vereda de enfrente del Gobierno”, caratulaban.

Anoche en el Gobierno no conseguían adivinar el desarrollo del conflicto. De ninguna manera consideraban viable la propuesta de las entidades de suspender las nuevas retenciones móviles. “En términos de equilibrio es inaceptable, ¿cómo vamos a permitir que ganen casi el 100 por ciento de aumento de lo que calculaban?”, respondía un funcionario. En la Rosada seguían blindados en la defensa del nuevo esquema de retenciones, que “es más justo y apunta a terminar con la sojización del campo”.

Cristina y Néstor Kirchner siguieron el conflicto desde Olivos. Alberto Fernández se les sumaría por la noche, luego de padecer por televisión la derrota de Argentinos Juniors contra Banfield. Según la letra que les pasaba Aníbal Fernández, los cortes de ruta en varios puntos del interior se habían debilitado. No era el caso, claro, de la combativa Entre Ríos, pero sí mencionaban los piquetes de Corrientes, Chaco y Santiago del Estero. Apuntaban que en algunos casos había desgaste y que las propuestas delineadas por Alberto Fernández en la conferencia de prensa del viernes pasado a la medianoche satisficieron las expectativas de varios.

“¿Y de qué vamos a hablar el lunes?”, repreguntaban en Gobierno cuando se los consultaba a propósito del encuentro acordado con las entidades. “Nos habíamos insultado durante 16 días, no podían esperar llegar a la solución en la primera reunión. Por eso es que esta decisión no se entiende”, insistían. En Olivos imaginaban cuál era el próximo paso que debía dar el Gobierno. Cristina Kirchner inicia el miércoles su primer viaje a Europa como presidenta y la idea era que se subiera al avión dejando un país en calma. Ese objetivo, anoche, parecía muy lejano.